¿PARANOIA O REALIDAD? El presidente Gustavo Petro ha manifestado que la estrategia de la extrema derecha latinoamericana no es democrática y que busca eliminar liderazgos políticos mediante juicios sin delito, golpes parlamentarios contra mandatarios elegidos y golpes violentos con altas tasas de muertes.
Quiero aclarar que cualquier medida antidemocrática o violenta debe ser excluida del imaginario colombiano. Sin embargo, hay que recordarle al presidente que su actuación incendiaria durante las protestas de 2021, fue considerada por muchos como una toma guerrillera por parte de la Primera Línea a las principales ciudades del país.
El presidente se enfrenta a un gran desafío en sus primeros meses de administración. La oposición está cada vez más descontenta y los colombianos que votaron por un cambio no han visto resultados. Esto se debe a varios factores:
1. Las políticas económicas de corte socialista que han llevado a un aumento de la inflación, el desempleo y la pobreza.
2. Incremento de la violencia y la inseguridad en el país.
3. Impunidad con los grupos armados ilegales e improvisación en el manejo de la paz total y el cese bilateral.
4. La evidente falta de capacidad de algunos ministros y funcionarios del gobierno.
La situación delicada del orden público y las condiciones propicias para los grupos ilegales generan inquietud no solo en la reserva activa, sino también en la cúpula militar, según un artículo publicado en la revista Semana el 14 de enero de 2023 en donde se manifiesta que:
“El Gobierno le pidió al general Helder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares, que firmara los decretos del cese al fuego bilateral. Sin embargo, el alto oficial, argumentando inconvenientes jurídicos y de honor militar, habría rechazado esa posibilidad”.
Lo anterior, demuestra la preocupación del alto oficial por el rumbo que está tomando el país y por las posibles consecuencias y demandas por omisión, que podrían enfrentar los actuales comandantes de las Fuerzas Militares al permitir que la guerrilla ejerza control territorial en cualquier zona de Colombia.
Los inquietantes casos de democracias amenazadas en los países vecinos como Perú y Brasil, deben servir de aviso para que el presidente Petro piense en la importancia de encontrar una solución para la crisis actual.
El descontento popular y las elecciones ajustadas que le llevaron al poder, le exigen al mandatario que escuche las quejas de la oposición en lugar de sumergirse en discusiones en Twitter que solo contribuyen a la polarización del país.
La situación actual en Colombia es como caminar por una cuerda floja sobre un río plagado de pirañas; cualquier error puede desencadenar en una protesta social igual o peor a la de 2021.
La única solución es una salida democrática, en donde se preste más importancia al bienestar de los ciudadanos que a los intereses políticos. Por eso, un golpe de Estado o intervención militar al gobierno de Gustavo Petro además de ser inviable, provocaría caos político, crisis económica y lo más delicado, sería la puerta a una guerra civil.

Referencias