El clásico bolero de origen cubano, acompañado de guitarras y percusión, acaba de ser declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Ocurrió tras iniciativa de Cuba y México que habían pedido incluirlo como “identidad, emoción y poesías hechas canción”.
La historia narrada y escrita por quienes han estudiado y vivido el género, nos recuerda que su origen data de la Cuba atestada de españoles, cuyos instrumentos de percusión, guitarras y aplausos sonaban en las rutas hacia las islas caribeñas. No tardaron las raíces culturales y los desarrollos sociales cubanos, en impregnarla del ritmo cadencioso. Distinto sería entonces el bolero cubano del bolero español.
Luego, hay consenso en el mundo artístico que el mulato Pepe Sánchez, fue quien inauguró el primer bolero de la historia con su composición “tristezas”, a finales del siglo XIX. Una auténtica obra que marcaría el camino del bolero de la isla, todavía ligado a los escenarios aristocráticos. Aún así, la cultura cubana lo arrojaría a las libres andanzas y por esta vía llegaría a México, país en el que irrumpieron autores que dieron ruptura al género como una costumbre de las élites, masificando su acogida y disfrute. Coincidió este con un hecho histórico que contribuyó a su auge: la llegada de la radiodifusión (tiempodeboleros.eu). Lo favorecerían también la aparición del disco y la inclusión del género en el cine. De aquellos días, no son pocos por ejemplo los eventos de la historia mexicana que relatan la larga compañía de canciones como Congoja, de la Sonora Santanera.
De hecho, por vía radial terminaría llegando a Colombia, continuando con las rutas caribeñas, llegaría así a la “La Voz de Barranquilla”, la primera emisora en retransmitir los boleros mexicanos. Sobre los primeros boleros colombianos, continúa el debate, no zanjado aún ni en bares, estudios o facultades y programas de música. Desde “dime niña de ojos verdes”, que asegura Alfonso de la Espriella, un estudioso de la historia del género, fue el primer bolero colombiano, compuesto por su abuelo; hasta la otra versión, la del caldense Rico Salazar que atribuye tal honor a “te amo”, de Jorge Añez, quien grabó con el maestro Tito Guizar en New York.
Y un adiós. “Buenas noches profesor”, fue el último mensaje que recibí del periodista Alejandro “El Chino” Díaz, director del noticiero Pereira en Vivo. Habíamos quedado de abordar el tema de los reclamos cafeteros. Recibí de él lo mejor de su profesión y personalidad, siempre estuvimos en contacto, porque era de los que no le perdía rastro a la noticia y los criterios de noticiabilidad. Lo considero como un amigo en la virtud de la seriedad que hoy tanto escasea. Al final, el tema se resolvió con una llamada, pero el mensaje seguía ahí “como un tizón encendido”, dice así el bolero con el que decidí responderle hoy: “cuando un amigo se va”.