Al ver a sus vecinos perder dinero con todo lo que oliera a progresismo, los de Ilumination se iluminaron con una película sin compromisos ideológicos.
Tampoco tiene filosofía, pero cumple para lo que fue diseñada: ahora bate récords.
The Super Mario Movie ahora mismo cumple con ser el mejor estreno de una película animada en toda la historia del cine.
En taquilla le está yendo de fábula. En Semana Santa era casi imposible obtener una butaca para verla.
¿El secreto? No es nada que genere sorpresa, Mario es como las empanadas, se vende solito. Arruinarlo hubiera sido sorpresivo.
Sin embargo, algunos dirán, la animación es destacadísima, pero ahora mismo hablar de animación o de cualquier artificio CGI es “llover sobre mojado”.
Con la tecnología actual sería poco menos que descarado que una película de Disney o el conglomerado COMCAST (del que hace parte Ilumination) no tenga una animación respetada.
Entonces puede decirse que, curiosamente, las películas animadas ya no dependen de lo que precisamente las destaca, su animación.
No, como la animación ya es una verdad de Perogrullo lo que se espera de esta estirpe de películas es un pelín de coherencia en su guion o una propuesta arriesgada.
Cabe señalar que Super Mario no entrega tales reclamos, de hecho, solo se dedica a ser. Y allí estriba su éxito. No es lógica ni muchos menos ideológica, por ende, no es una peli presuntuosa; solo hace lo que viene haciendo desde hace décadas: divierte en proporciones industriales.
La crítica la detesta, razón tienen de hacerlo: muchos de sus contradictores no han tocado en su vida un mando de videojuego, consideran en su normativa privada que esto es puro ocio del Diablo.
Por otro lado, la audiencia la ama, los números en taquilla son elocuentes. La boletería se ha vendido como pan caliente. Resulta ser una peli familiar que los adultos han disfrutado más que los renacuajos mismos.
Algún otro falto de luces no irá a verla por su “falta de inclusión”, tal como lo ha pregonado nuestro John Leguizamo. Quien a propósito interpretó a Luigi en la peli live action de Super Mario de 1993. Todo un fracaso ese intento de adaptación.
Lo que se diga de la peli, bueno o positivo, poco les importa a los ejecutivos: los números mandan. Hay viento en la camisa.
Para esta mala hora del cine de superhéroes, llega el cine de videojuegos, se veía venir ¿no?, y tal parece que Ilumination, con este rotundo éxito, se hará con todo el mercado de la casa Nintendo.
De seguir así, tendremos un nuevo fenómeno en la historia del cine. El cine es de ciclos, no lloren más por los supér de capa. Larga vida a los gamers.