Muchas personas bromean acerca de lo poco que utilizan las matemáticas en su vida cotidiana. De hecho, hay un meme muy popular que muestra a la rana René diciendo: “Otro día más sin que uses el trinomio cuadrado perfecto”. Sin embargo, los problemas que se le generan a la ciudanía cuando no se apropia de estas, son innumerables.

Suponga que a usted el banco le presta 100 pesos con la condición de que por cada mes que pase, le cobrará un interés del 5%. Imagine que, por cualquier razón, transcurrieron 3 meses en los que no pudo realizar ningún abono. ¿Cuánto le tendría que pagar a la entidad al final del período? Deténgase un momento a meditarlo. Casi todo el mundo responde: 115 pesos. La respuesta es incorrecta.

Resulta que la fórmula que utilizan los bancos para calcular lo que se les debe, es un tanto más compleja de lo que cree el ciudadano del común y se conoce como interés compuesto. Para entenderla, no se requiere contar con conocimientos en matemáticas avanzadas. Sin embargo, a pesar de no saber cómo se incrementa una deuda, muchas personas aceptan las tarjetas de crédito de las grandes superficies, ignorando el lío en el que se acabaron de meter.

En navidad, por ejemplo, vemos a decenas de personas saliendo triunfales de los grandes almacenes con un televisor en las manos que han sacado a cuotas. Bastan un par de operaciones en la calculadora del teléfono celular, para darse cuenta de que comprar un electrodoméstico de 2 millones de pesos en 32 “cuoticas” de 150 mil, aunque parece tentador, es un pésimo negocio. Que el lector haga las cuentas.

Que seamos una ciudadanía que se pierde hasta con una regla de tres, es una tendencia que no cambiará en el corto plazo, pues los últimos resultados de los exámenes nacionales e internacionales, nos ubican en los últimos lugares.  De acuerdo con las pruebas PISA del 2018, en la que participaron 8.500 estudiantes de 15 años, Colombia obtuvo un puntaje promedio de 391 puntos, mientras que la media mundial fue de 489 (Fajardo, 2022). Según las mismas pruebas, el 66% de los jóvenes sólo es capaz de realizar operaciones matemáticas simples (Fajardo, 2022).  

Quien revise la propuesta del candidato Sergio Fajardo, encontrará El Plan de Matemáticas en el que se proponen acciones como la elaboración y difusión de guías sintéticas y en lenguaje sencillo, que les permitirán a las instituciones educativas nivelarse, la oferta de diplomados en matemáticas a los profesores y becas orientadas a que cada vez más personas se interesen en su estudio. No se trata de acciones aisladas, sino de un plan integral que tiene en cuenta a la persona desde sus primeros años de formación. https://sergiofajardo.co/propuestas-2022/plan-de-matematicas/.

Por el contrario, en el programa de Fico Gutiérrez las matemáticas solo se nombran un par de veces. En la primera, se propone “…mejorar las competencias en lectura crítica, ciudadanas, matemáticas y socioemocionales.” pág. 70 y en la segunda, pág. 80, se habla de un programa de incentivos para que las mujeres estudien ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas, a fin de reducir la brecha laboral y salarial con respecto a los hombres.

Por su parte, en el programa de Petro la palabra matemáticas ni siquiera aparece. No obstante, en un trino reciente, el candidato habló de ofrecer cursos de programación en los colegios. De acuerdo con sus cálculos contaríamos con 500 mil desarrolladores de programación y si 100 mil siguen la carrera, Colombia se convertiría en potencia mundial en software. (11 de abril de 2022).

Las propuestas de Fico y Petro suenan muy bien, pero es fácil pronosticar su fracaso porque ninguna de las dos atiende las causas de nuestras carencias que aparecen en los primeros años de formación y se manifiestan de manera dramática en la vida adulta, en situaciones cotidianas como las que expusimos más arriba. Fajardo en cambio, se toma el problema muy en serio.  

Las matemáticas, a las que Fajardo les dedica un capítulo especial en su propuesta, potencian el pensamiento crítico y ayudan como ningún otro saber a conjurar la demagogia, recurso que, desde los extremos del espectro político, se ha convertido en uno de los más recurrentes. 

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Juan Antonio Escobar

Escritor e investigador. Somos lo que hacemos, más que lo que publicamos.

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