Este último tiempo, el presidente Gustavo Petro ha regalado perlas de desinformación que merecen un análisis detallado. Su comportamiento es la prueba viviente de que la hipocresía se hizo costumbre.
Comenzando por su primer engaño, el del 4 x Mil. Señor presidente, ¿desde cuándo el ejecutivo tiene la potestad de erradicar un impuesto? Esta es una labor del Congreso, y el hecho de que quiera tomar crédito por esta acción solo demuestra su constante necesidad de ser el héroe en una película que usted mismo dirige.
Lo cierto es que desde 2006 en el gobierno de Álvaro Uribe, el 4×1000 se eliminó para usuarios que movieran menos de 350 UVT ($14.844. 000 para el 2023). Desde entonces, ha existido ese beneficio en una cuenta bancaria por ciudadano, la iniciativa de su gobierno busca ampliar dicha exención a múltiples cuentas, pero de ninguna manera eliminarlo.
En segundo lugar, tenemos la falacia de la reducción de la jornada laboral. Recordemos que esta medida fue una iniciativa presentada por el Centro Democrático, radicada por Álvaro Uribe Vélez y sancionada por el ex presidente Iván Duque, es la ley 2101 de 2021. ¡Cómo te gusta adornarte con laureles ajenos, Gustavo!
En tercer lugar, la supuesta reducción de la deuda externa. Por si acaso presidente Petro, los números no mienten, pero aparentemente usted sí. Afirmar que la deuda externa se ha reducido es una fantasía económica que simplemente no se respalda con los datos. Hace un año el dólar estaba alrededor de los $3.800 pesos, por lo que según su lógica, en su mandato la deuda no ha hecho sino crecer. Pero además, hasta el cansancio decían sin sonrojarse que si el dólar aumentaba, no era culpa de ustedes, pero ahora que baja, no solo se adjudican el bajón, sino que osan decir que redujeron la deuda. A los colombianos, recordarles que la deuda se calcula en dólares y cada día es más alta, eso si, puede fluctuar si se tiene en cuenta que la pagamos en pesos.
Y por último, el absurdo argumento de que la tasa de interés se ha congelado por sugerencia de su gobierno. El Banco de la República, por mandato constitucional, es independiente del Gobierno. Sugerir que tiene injerencia en sus decisiones es una falacia que raya en lo ridículo, como se lo recordó el señor José Manuel Restrepo.
Así, lo que vemos es una máquina de desinformación en acción, un presidente que parece más interesado en maquillar la realidad a su favor que en enfrentarla de frente. Y lo peor es que, en esta neblina de falsedades, son los ciudadanos colombianos los que pierden. Hasta que la hipocresía se hizo costumbre, querido Gustavo. ¿Hasta cuándo seguirás con este triste espectáculo de engaños?