La desilusión y la frustración inundaron el reciente encuentro en Pereira, Colombia, donde se celebró una conferencia de prensa sobre el estado de las Autopistas del Café. Las palabras condenatorias del conferencista principal, Juan Guillermo Ángel, delinearon una inquietante narrativa de negligencia y deficiencias en nuestra infraestructura vial.
En esta oscura realidad, se ve cómo el poder y la influencia pueden distorsionar la verdad y silenciar las voces críticas. Ángel rechazó vehementemente las amenazas legales y financieras que se imponen a los que se atreven a cuestionar el status quo. Señaló, con tono pesimista pero firme, que la capacidad de expresar opiniones abierta y libremente se ve amenazada por aquellos a los que no les agrada el escrutinio público.
Sin embargo, el mayor golpe vino cuando Ángel dirigió la atención a las Autopistas del Café, el actor principal en esta triste trama. Acentuó cómo la empresa, encargada del mantenimiento de las vías, ha fallado de manera lamentable en sus responsabilidades. Las autopistas, y más específicamente, los peajes, se encuentran en un estado de descuido abismal.
El argumento central de Ángel gira en torno al desdén por la infraestructura vial, evidente en el estado de la carretera del Alambrado, un tramo que conecta el Quidío con el Valle del Cauca. En un tono de desaprobación, destacó que esta vía, una parte esencial de nuestra red de transporte, ha estado bajo la responsabilidad de Autopistas del Café desde que se les otorgó la custodia.
Un punto de especial preocupación fue el estado el puente El Alambrado. Ángel afirmó que la falta de mantenimiento de este puente había causado un colapso catastrófico, dando lugar a pérdidas gigantescas y a un incremento en los costos de los productos transportados desde Buenaventura hasta el centro de Colombia. Este incidente, argumentó, evidenciaba la abyecta negligencia y el fracaso de Autopistas del Café para garantizar la seguridad y eficiencia de las vías que administra.
Ángel concluyó su intervención poniendo en relieve la necesidad de un cambio en la gestión de la infraestructura vial. Lamentó la tendencia a esquivar responsabilidades y a escudarse en tecnicismos legales en lugar de abordar los problemas de frente. La conferencia de prensa fue una clara llamada a la acción y a la transparencia, que debe ser el norte de las Autopistas del Café y todas las entidades responsables de nuestra infraestructura.
La ciudad y la región, afirmó, están cansadas de la explotación y el abuso sistemático. Se necesitan voces valientes, como la de Juan Guillermo Ángel, para iluminar estas problemáticas. No podemos continuar ignorando esta crisis, la sociedad colombiana merece soluciones efectivas y sostenibles, no solo en el corto plazo, sino en vistas de un futuro más próspero y seguro.