Gracias al Paro Nacional, el país pudo tener una conversación que se debía hace rato, acerca de las causas fundamentales de nuestros problemas y de muchas otras penurias que no habíamos visto o preferimos ignorar. Tal vez, si escuchamos con atención a aquellos a los que parece que nada les gusta, podríamos percatarnos de que el paciente está peor de lo que creíamos y que requiere cuidados inmediatos y tratamientos estructurales de largo plazo.
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