Sí, tal como lo leyeron, yo le creo al viejo, pero no a ese viejo híbrido entre Mr. Burns y Hugh Hefner del Oriente colombiano. Yo le creo al viejo Tom Cruise.
Le creo, así como le siguen creyendo Jerry Bruckheimer, un auténtico Midas en las producciones hollywoodenses, o como le volvió a creer Paramount. Le creo, como muchos temibles críticos que lo consideran el último gran sobreviviente del cine dorado de los 80’s y 90’s, y una minita de oro en cada producción.
En acuerdo con lo anterior, cabe señalar que este hombre, quien nació un día antes del 4 de julio, representa casi toda la materia onírica del american way of life: el trabajo duro, la fama, la riqueza, la dedicación y un eterno optimismo que otros verán solo como una puesta en escena.
No por nada el Cruise está en el top diez de los actores mejor pagados del planeta —y es uno de los más ricos—, en sus cuatro décadas de histrión, con más de 45 películas en su haber, su sola presencia les ha valido el recaudo a las productoras de la bicoca de más de 14 mil millones de dólares. Casi como decir que si lo contratas te puedes asegurar de taquilla, cuando menos, 350 o 400 millones de dolarucos: hagan cuentas y me corrigen, por favor.
Con todo, en este canto de sirena también se encuentran estridencias: Paramount lo apartó durante varios años por su relación polémica con la aún más polémica Iglesia de la Cienciología, tal parece que ese hiato ha sido superado, y ahora, con Top Gun: Maverick, solo andan de mieles. ¿Qué más defectos esconde esa sonrisa dientuda? Ve tú a saber, aún no es candidato a la presidencia para pasar ese apuro.
Ya entrados al cuento. Hablemos de Top Gun: Maverick. Yo le creo al viejo porque es el coloso sobre el que se soporta el éxito de esta vertiginosa promesa. Sin demeritar el brutal soundtrack, la probidad en dirección de Joseph Kosinski (Tron: Legacy, Oblivion), las muy correctas actuaciones, y creíbles, además, del reparto, el consistente argumento que supera muchas ridiculeces de su predecesora del 86, entre otras cosas, todo lo demás es un esfuerzo colectivo liderado por un hombre ya hecho mito.
Yo le creo a este cucho, porque se deja la piel en cada toma y no deja nada al azar. Tom Cruise es un estricto y recio hombre de negocios que ha convertido la actuación en su verdadera religión, su cuerpo y mente en su templo. Y con 60 “añazos” y solo 1.70 cm de estatura en un bosque de sequoias, se gasta un inhumano despliegue físico que, dicho sea de paso, exige a sus coanfitriones de mesa hasta dejarlos exhaustos. Se los aseguro: quizás en mucho tiempo no volvamos a presenciar una película tan exigente en lo mental y en lo físico como lo ha sido Top Gun: Maverick con sus actores. Vayan y vean los detrás de escenas, qué cosa tan brava.
Así, Top Gun: Maverick logra la amalgama perfecta de la que tanto se buscan socorrer hoy en día los magos de la taquilla: oda a la nostalgia ochentera y un himno a la épica del cine de acción.
Lo mejor de Top Gun Maverick
•Lleva la acción a otro nivel, ese famoso “montaje de entrenamiento”, que no es otra cosa que el proceso formativo de los héroes antes de enfrentarse a la gran prueba, se lleva a cabo a lo largo de toda la película; mas no es aburrido. Y cuaja de lo lindo con cada uno de los pilotos que tendrán por objetivo salvar el día.
•Poco CGI y sí mucho ballet encarnizado de aces de combate. (Secuencias reales: actores pasándola muy mal con las fuerzas G en cabinas de F-18 en tiempo de vuelo real).
•La misión suicida más trepidante que podrás ver en años en cualquier peli de acción, muy al estilo de Misión Imposible, pero con bólidos hipersónicos rasgando las nubes.
•Dosis de humor sin rizar el rizo. Lo justo y necesario.
•Así como la película homenajea casi todo lo ochentero que representó la Top Gun de 1986, y permite la aparición en cámara de baluartes como Ed Harris y Val Kilmer, la cinta asimismo rinde tributo al desaparecido director de la primera entrega, Tony Scott. Al final de la película creerás que esa dedicatoria es discreta al ser mencionado solo su nombre, pero no te confundas, ese no es el homenaje a Tony Scott, la película completa es el homenaje.
•Una cuidadísima banda sonora que cuenta con la participación de los clásicos (Harold Faltermeyer), los maestros (Hans Zimmer) y las voces de oro contemporáneas (Lay Ga Ga). La Omnipresente Top Gun Anthem de Harold Faltermeyer te acompañará en este viaje.
Lo regularcito de Top Gun: Maverick
•Su mayor pecado produce rubor: fanservice. De eso ya hemos hablado, se trata de una forma de tener contento a los fans, y es algo que hace de manera industrial e impúdica la buena casa de Disney; con todo, el director encuentra el punto exacto para repartir mermelada sin atosigar al cliente, y muy bien que lo hace, porque nos lleva a lugares comunes del Top Gun del 86 sin llegar a ser tan irritante.
•Una película de redención que nadie pidió, pero que responde algunas suspicaces preguntas que quizás algún ochentero muchacho se hizo en 1986 después de salir de la sala de cine de entonces: “¿Así que Maverick salva el día y vive su resto de la vida sin traumas por la pérdida de su amigo Goose? Pues bien, aquí las respuestas. Que nadie las pidió pero que Tom Cruise las ofrece con solvencia.
Lo peorcito de Top Gun: Maverick
•Deux Ex Machina demasiado evidentes, esto es, el héroe es salvado de una muerte segura y nosotros lo sabíamos unos segundos antes.
*Por allí se mete de contrabando algíun que oytro melodrama calcado de la peli del 86.
•Claro que sí, el mensaje es “americano”, otra excusa más para legitimar el oficio de USA como jefazo de esa gendarmería de mundo llamada OTAN. Pero no se confundan, no nos sentamos a ver Top Gun, u otra de su estirpe, para filosofar, la gente va porque está necesitada de velocidad. Y de Rock N Roll.
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