Los partidos de derecha tradicionales, su aparato de propaganda y sus medios de comunicación aliados, atraviesan por un ciclo diferente a lo que por décadas les funcionó para poder influir con cierta facilidad ante la opinión pública, en la percepción de los hechos de la cotidiana y turbia política colombiana. Hace pocos meses, un capítulo especial; en elecciones presidenciales el candidato con la mayor maquinaria de la oligarquía quedó por fuera desde primera vuelta, una evidencia de la crisis de credibilidad (más no financiera) que pintaba como pasajera pero que cumple varios años acompañándolos.

Conviene recordar, que los partidos defensores del modelo neoliberal en occidente fortalecieron su alianza con los grandes medios de comunicación privados entre los años 80s y 90s, matrimonio que en el caso colombiano les dio reserva de confiabilidad ante las personas para que sus proyectos al servicio de intereses extranjeros y sus intermediarios fueran elegidos por varias ocasiones a pesar que, la pobreza y los índices de miseria fueran obvios y espeluznantes. Los principales medios del país en radio, televisión y prensa han sido una extensión más del aparato de propaganda de estos partidos o en algunos casos, han jugado el papel de porristas de algún candidato o gobierno.

Pero, especialistas en el área de la comunicación como Ignacio Ramonet opinan que el escenario al que estaban acostumbrados partidos tradicionales y grandes medios en los últimos años ha venido cambiando. La imposición de la domesticación del pensamiento o los hegemónicos partidos tradicionales ya no es tan automática. Es un presente con nuevos elementos que hace difusa su comprensión.

Sin brújula y tacto.

Desde las tres últimas elecciones presidenciales las formas de comunicación y propaganda del día a día ha descendido a niveles más absurdos del común, el estilo grosero, ordinario, chambón y hasta peligroso de partidos y medios les sirvió para presidencias como las de Juan Manuel Santos II, Iván Duque, alcaldías como la de Peñalosa, volver protagonista a un político tan insípido como Óscar Iván Zuluaga o envenenar con mentiras a las personas en el referendo de la Paz.

Sin embargo, ante el saqueo del país y la ausencia de las condiciones de vida más básicas, la población ha manifestado democráticamente su inconformismo en las calles, desde emblemáticos paros agrarios hasta las multitudinarias movilizaciones contra las medidas económicas del gobierno de Duque en el 2019 y 2021.  Ante el descontento,  la respuesta gubernamental fue violenta y letal mediante las fuerzas armadas a cargo de la presidencia y la de gran parte de los medios de comunicación, se ha caracterizado por ser como la  de auténticos partidos políticos, menciona Ramonet que la verdadera misión de los medios actualmente es la de frenar las reivindicaciones populares.

Conviene destacar que, las estrategias de propaganda de estos dos poderes impulsadas en artimañas como falsos  relatos, candidatos(as) sin límites, granjas digitales (bodegas), comunicadores de tv, radio etc, sufren un desgate notable y  su descrédito no se detiene,  Federico Gutiérrez, su pasada apuesta presidencial, lo intentaron embutir de todas las formas, desde las tribunas de las barras bravas de los medios de comunicación, pasando por las granjas digitales  así como en la plaza pública, finalmente la campaña quedó por fuera desde primera vuelta y tanto partidos y  medios  perdedores se trasladaron para la campaña de Rodolfo Hernández, más por alergia a la figura de Gustavo Petro que por identidad con el programa del candidato sorpresa del 2022.

Sumado a lo anterior, la considerable ausencia de credibilidad de los grandes medios, a juicio personal no pasó desapercibida, dado que en segunda vuelta presidencial contaron con la chiva periodística para poner en desventaja la campaña del actual presidente con los Petrovideos, los cuales no alcanzaron el suficiente impacto a pesar de la gravedad de la denuncia.

Lamentablemente, en esta atmósfera que han creado partidos tradicionales y grandes medios privados, uno de los grandes perjudicados es el periodismo, puesto que la población con baja formación política tiende a generalizar el discurso dominante de estos y a no tener en cuenta o invisibilizar a quienes dentro de estos medios si hacen bien su trabajo y entregan criterios de juicio a los ciudadanos para que conozcan mejor las problemáticas que los aquejan.

Para finalizar, Ramonet también indica que la época en que los medios podían escoger y publicar la información ha concluido y aunque en el país esta alianza de partidos y medios de forma delirante continúan pensando solemnemente que su trabajo es de orden divino e inapelable, ya algunos personajes de la política han sacado ventaja ante este mestizaje, como en  el caso del actual gobierno de Gustavo Petro, el cual en su aparato comunicativo tiene semejanzas con el uribismo y del cual hablaremos  más adelante en otra opinión escrita.  

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Edison Osorio | @edisono85

Es realizador audiovisual y colaborador de portales web y escritos.

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