Comienzan las campañas para el 2026 y ante lo que acontece en la actualidad, podríamos estar próximos a ver unas elecciones de una decadencia sin precedentes, tanto a Congreso como a la Presidencia de la República.

El petrismo y el uribismo que han mal gobernado al país en los últimos 7 años, se disputan ahora con más ferocidad, a un desanimado electorado que le ha tocado padecer sus medidas formuladas desde el extranjero en contra del interés nacional. Para obtener sus votos, acuden a las truculentas estrategias de comicios anteriores pero aumentando las dosis de antiética y charlatanería.

De ahí que, en su adicción al poder, la politiquería de estos sectores esté llevando la contienda a lo más alejado de la alfabetización política y por el contrario,  busquen nuevamente  inducir a sus posibles votantes a estados más irracionales y primarios, donde reine la desinformación, la calumnia, la crueldad,  la agresividad,  entre otras perversidades.

Un ejemplo de lo anterior fue el lamentable asesinato del congresista Miguel Uribe Turbay, en el que altas directivas de estos dos grupos, mediante sus aparato de propaganda y líderes más visibles , emplearon sus métodos más reaccionarios para sus intereses electoreros, convirtiendo  el hecho en un show y   llevando  a sus simpatizantes a  estados de furia e ignorancia bastante peligrosos.

Así, mientras  agitan a sus bases y se presentan ante la opinión como diferentes, son semejantes en su política de  servilismo al gobierno de  EEUU. Así quedó demostrado en los recientes hechos en donde tanto personalidades del petrismo y el uribismo, como de otros pelambres y partidos, en declaraciones e incluso con visitas a suelo norteamericano, salieron a presentarse y a rugir como los favoritos y los más obedientes al gobierno gringo.

Por eso, este momento  amerita un  llamado los seguidores de estas ideas, quienes al “vaivén” de las narrativas emocionales de estos dos bandos, se desacreditan bastante  tapando con harapos las monumentales faltas que sus líderes cometen contra el país.

Cabe señalar la frase de un gran profesor llamado Juan Ahumada Farietta, quien decía que por más pasión que algo despertara, “uno debía dejar por lo menos el dedo gordo del pie en suelo”, una invitación necesaria para reflexionar  ante esta caterva de impresentables que de todos los colores y lados,  desean ocupar la casa de Nariño el próximo año para seguir permitiendo cualquier tipo de saqueo.

Aunque en el congreso aún algunas voces democráticas de forma aguerrida logran ocupar un lugar en ese establo, fortalecer la organización o sembrar semillas para la formación política desde afuera de estos espacios, son caminos desinteresados que vale la pena tomar para salir de las confusiones y espejismos del presente.

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Edison Osorio | @edisono85

Es realizador audiovisual y colaborador de portales web y escritos.

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