Hace 25 años la mamá de Egan, Flor Martínez Gómez, acudió al médico tras un desmayo. Casi de inmediato el doctor que la atendió, el médico José Ulloa, a simple vista, le hizo saber que estaba embarazada. y Además le dijo “Va a tener un niño y, si me lo permite, quiero ser el padrino de ese muchachito. Tengo un presentimiento: él va a hacer especial”.

La sorpresa de la mamá no fue menor. Y el médico de Zipaquirá siguió insistiendo: “Como ya se que va a ser un niño iluminado, permítame buscarle un nombre apropiado para mi ahijado”.

Después vinieron los exámenes de rigor que confirmaron el embarazo. La alegría fue eufórica y desde luego el médico sería el padrino del bebé que venía en camino. El doctor Ulloa quería el nombre más indicado para el niño. Buscó entre personajes griegos y así fue que encontró el nombre Egan, que correspondía a un héroe que dominaba el fuego. Y supo que era el apropiado para el niño especial que nacería en unos meses.

La mamá aceptó, pero pidió que tuviera un segundo nombre, Arley, fue así como se llamó Egan Arley Bernal Martínez.

Semanas después el médico repetía el nombre de Egan, y se dio cuenta que al hacerlo, terminaba sonando gané. “EganEganGanéGané” y concluyó: “no hay duda: va a ser un campeón.”.

La historia completa del nombre y la vida de este gran campeón colombiano que se alzó ayer con el Giro de Italia, tras conservar la Maglia Rosa desde que la tomó en la etapa nueve y contar con el apoyo de un gran equipo de grandes gregarios entre el que se destacaron el español Castroviejo y Daniel Martínez de Soacha, Cundinamarca; puede leerla en el libro “Egan, el campeón predestinado”, del periodista Mauricio Silva Guzmán.

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Duberney Galvis

Es Licenciado en Comunicación y Especialista en Gestión Ambiental. Y escribe para varios medios regionales y nacionales.

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