La mayoría de las personas aún nos estamos preguntando cuál es el sentido de la vida. Seguimos perdidos. Nos deprimimos.

¿Qué es la depresión? La psicología la plantea como un estado de profunda tristeza, ansiedad, que afecta la autoestima, el deseo de vivir, la voluntad de hacer, moverse. La diferencia entre tristeza y depresión es la cantidad de tiempo que nos permitimos en este estado emocional. Se llega a sentir que se paraliza la vida, un no sentido de la vida:  nada satisface, motiva, inspira, llena. Un sentimiento de vacío, de no fuerza, no ganas. Buscamos el sentido de la vida en el mundo externo a nosotros.  La depresión generalmente se origina en algún tipo de desamor desde la infancia. Al crecer se busca llenar esas necesidades emocionales con bienes materiales u otros. Amamos a través del tener y del hacer, porque nos enfocamos en el amor que conocemos, el transaccional, el amor humano.

Espiritualmente hablando, ese desamor tiene que ver con el amor que somos en esencia. Con lo que le da vida, orden, cohesión, estructura, armonía, a nuestro cuerpo físico: eso es el AMOR. Cuando no tengo presencia en mi esencia porque estoy concentrado en mi mundo exterior, se pierde esa esencia, olvido que existe, entonces quedo vacío, sin sentido. Al NO estar en presente, la energía se va al pasado o al futuro.

Ahora bien, si la clave es «estar en presente» ¿qué necesito entonces?: Uno Respirar, y dos que mi corazón lata, porque sin ellas me muero: ¡son lo único que importa, todo lo demás es añadidura! .  Es la simpleza de la grandeza de la vida.  Lo hemos complicado con el tener y el hacer, dejando de lado SER. Sí ¡solo hay que existir!

Con sumo respeto frente a otras concepciones planteo que la existencia ES GRATIS, lo da la naturaleza: es respirar y latir, aquí y ahora.  Sólo eso necesitamos para EXISTIR. Cuando se abre la puerta a esa simple y maravillosa esencia, el milagro puede suceder porque la esencia todo lo puede.

Para que la esencia tome el control del proceso, el humano debe estar disponible y entonces ahí ya va dejando de preguntar cuál es el sentido de la vida, el propósito, los dones, talentos… ¡solamente se trata de vivir y hacer lo que corresponde en cada momento!  Eso, generalmente, se logra aquietando y acomodando la mente y el humano  

Hablar con mi humano interior; decirle que vamos a vivir un día dejando que la esencia sea, dejar que algo más dentro, más profundo me hable, tome el control y viva a través de mí.   ¿Haber esencia qué quieres de mí?   Y esa voz más profunda que sale como del corazón, de las células, casi siempre nos sorprende porque quiere nuestra expansión. 

Estar disponibles para la expresión de la simple grandeza de la esencia aquí y ahora, así se esté en medio del caos, es un ejercicio a través del cual nada se pierde, y hay mucho que empezar a ganar.

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Claudia Castaño Montoya

Lider Procesos y Festivales Internacionales EMOCIONYESPIRITU

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