Las abejas meliponas son parte de la tribu de insectos a la que pertenecen las avispas, las abejas y las hormigas (himenópteros apócrifos). Son abejas sociales que se distribuyen en colonias y son diferentes a las abejas Apis Mellifera. Se las conoce como abejas sin aguijón, aunque si lo tienen, pero atrofiado. Habitan en regiones tropicales y subtropicales del planeta con reportes desde la época de la separación continental. En el pasado estuvieron ligadas con la producción de miel en los pueblos indígenas.
En Colombia son conocidas popularmente como angelitas, aunque en realidad la angelita (Tetragonisca angustula) es una más de varias especies. La abundancia que hubo en nuestros ecosistemas las familiarizó bastante con la actividad humana, principalmente en el sector rural. Era habitual encontrar sus nidos en las bases de las viviendas, paredes, cornisas, y vigas preferiblemente si eran de guadua; desde luego también en abundante cantidad de árboles. Se cree existen más de 1500 especies de abejas silvestres en el país, de las cuales se conocen la mitad y se ha estudiado un número aún menor. Muchas han ido desapareciendo debido a varias prácticas agrícolas.
Por fortuna, gracias a las investigaciones iniciadas por la científica Guiomar Nates Parra, de la Universidad Nacional, que ha advertido el “riesgo en el que están las abejas silvestres” (Mongabay. 2019). Y también por personas como ella en el mundo; por los meliponicultores, como se le conoce a los que crían estas abejas en apiarios; y por cubrimientos periodísticos; entre otros, hoy Colombia hace parte de los países que reconocen la polinización como un servicio ecosistémico estratégico, dado el rol clave que desempeñan para la conservación de la diversidad biológica, el mantenimiento de la estructura y función de los ecosistemas; la producción de alimentos y también en la economía mundial. En cuanto alimentos, resulta importante para la agricultura familiar.
En este orden ha sido vital La Iniciativa Colombiana de Polinizadores 2018, que aborda la importancia de diferentes grupos biológicos polinizadores, como los insectos, incluidas las abejas; aves y mamíferos. Elaborado entre el Ministerio de Desarrollo Sostenible, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca y el Instituto Humboldt, aporta un valioso diagnóstico y marco conceptual sobre los polinizadores, y además proporciona herramientas para la valoración de los servicios de polinización y la promoción de hábitats. E incluye ejes que abordan el fortalecimiento de capacidades, participación, y la incorporación en política, legislación y toma de decisiones.
Existen entonces fundamentos para abordar al conjunto de polinizadores y dentro de estos, a las meliponas. Indispensable, en vista que la consigna “salvemos a los polinizadores”, por si sola, como elemento en ocasiones hasta electorero, termina haciendo más daños que aportes hacia su necesaria protección. Así pues, el país, las regiones y las ciudades, tienen como incluir en sus agendas y planes de gobierno, la protección y conservación de las abejas meliponas.