“Eres diferente. Tarde o temprano lo diferente asusta a la gente.”
Robert C. Treveiler
Esta semana han sucedido dos acontecimientos que me llevaron a suspender todo lo que estaba haciendo para compartir con ustedes mi reflexión. El primero, la despenalización del aborto en Colombia hasta la semana 24 de gestación; y el segundo, el escalamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Es de aclarar que estas líneas solo reflejan la opinión de un ciudadano que cada día pierde la esperanza al ver una sociedad rumbo a la descomposición. Pedimos que se respete la diferencia, pero queremos imponer nuestra versión. Solicitamos el respeto por la otredad, pero creemos tener la facultad de adornar al otro con insultos porque su lectura es diferente.
Ya el debate ha sido amplio alrededor de la razón y el consenso indica que cada uno es portador de su versión, pero no de la colectiva. Se inundaron las redes con insultos entre los que coincidían con la sentencia de la corte y los que no, ¿acaso hay colectivos superiores por pensar X o Y? Más bien yo creería que algunos ciudadanos, me incluyo porque a veces es inevitable la no comisión de esa acción, creen o creemos tener superioridad sobre otros.
Interesante reflexión a la que llegué, porque un sujeto puede estar o no de acuerdo con algo, pero nadie puede pretender anularlo por tener el valor de opinar. Hoy sucede lo mismo, se inundan las plataformas con insultos de los que están a favor de Rusia y los que toman la misma postura pero al lado de Ucrania, ¿acaso creemos que cerrando nuestra mente desde el ataque podremos construir un mejor entorno?
Si me simpatiza Gustavo Petro; entonces soy guerrillero, comunista y mamerto. Pero si en cambio me identifico con Álvaro Uribe; soy paraco, asesino, expropiador y “gente de bien”. Luego si mi balanza se sostiene al lado de Sergio Fajardo; soy un tibio, cobarde y uribista disfrazado. A ese punto hemos llegado, al de respetar la diferencia en el discurso y no en la práctica, al de jugar a víctimas cuando nos conviene, pero victimarios cada que podemos actuar en pandilla, al de poner intereses personales por encima de los generales y, sobre todo, al de anular sin importar nuestra formación y experiencia, la paciencia, la tolerancia y el respeto hacia nosotros mismos y la otredad.
Este ciudadano que seguramente para muchos no dijo nada, se retira sin saber si es mamerto, paraco o tibio, pues lo único que si piensa es que un mejor país solo es posible si incluye a uribistas, petristas, fajardistas y por supuesto, a los demás “istas” que injustamente son anulados por pensar diferente a quienes hoy lideran las encuestas y creen ser superiores a otros colectivos que difieren de su actividad cogitante.
Mientras haya ciudadanos que osen calificar a otros de brutos, ignorantes, estúpidos e iletrados solo por pensar diferente; terminará siendo irrelevante quien asuma la presidencia, porque ese proyecto llamado Colombia no podrá superarse puesto que así como el pueblo tiene el poder para cambiar las estructuras políticas, también lo tiene para cambiar las de pensamiento, y no podemos hablar de inclusión y respeto por la diferencia cuando anulamos al que de nosotros difiere.
“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.”
ROSA LUXEMBURG