Aquí con el chango, estamos discutiendo un poco sobre este fenómeno. Los funkos ya nos salen hasta por las orejas, ves funkos de comics, películas, series, animes, rockstars y hasta íconos de la historia… se nos caen de los bolsillos. Y aquí los vendemos para sostener el proyecto educativo de Mickey Mono Power.
―O sea, para mantenerme con vida.
—Algo así, Mickey.
» Hasta la abuela Mica ya colecciona funkos, pero… cómo, cuándo y dónde nace la ola funko. Veamos…
Los funkos los distribuye una empresa norteamericana que además de distribuir los cabezones vende peluches y hasta juegos de mesa. Su línea creativa sigue en expansión.
Pero… ¿sabías que originalmente la factoría Funko empezó distribuyendo figuras boblehead? Así es, un hombre llamado Mike Becker, como cualquier Steve Jobs en un garaje, o cualquier Jeff Bezos en un garaje, pensó en hacer sus propias figuras de colección, al alcance de cualquier bolsillo… y cabezonas, además.
Todo surgió porque el hombre quería una alcancía de una de sus figuras favoritas: el Big Boy de una cadena de restaurantes reconocida. No la pudo encontrar, y solo la vio en Ebay a un precio prohibitivo para cualquier contribuyente de clase media, así que pensó: “Osheee… pero yo podría encargar ese coleccionable desde la China, y mucho más barato”.
―Pura paja.
—Ehmmm… ¿Qué dices?
―Que es pura carreta lo que dice, mínimo se lo inventó, Profe.
—No, amiguito, es cierto y puedes revisarlo en una publicación de la revista Rolling Stones de noviembre de 2014.
―Ya empezó con sus normas PAPA, qué pereza, se parece al Profe Compotas del Liceo Conejo.
―Hmmm, bueno, continuemos.
» Así que inició con cabezones de Austin Powers y con la figura muy popular de una cadena de restaurantes de los tíos del norte, el chico Big Boy. Popeye, Dick Tracy, el Conde Chocula, entre otros, fueron también candidatos de ser caracterizados. Esos no eran funkos en regla como los conocemos hoy en día, eran simples cabezones con rasgos más cercanos a humanos reales.
—Pura caspa.
―Pues sí, ¿aún no me crees? También puedes visitar este documental en Netflix Making fun: the story of funko.
Y bueno, continúo, ¿puedo?:
» Echando una pola, en un bar de Everret en el actual estado de Washington, Becker y otros dos gatos, Rob Schwartz y Sean Wilkinson, quienes ya diseñaban una que otra cosa, como imágenes para camisetas, decidieron fundar Funko.
Perfectamente pudo llamarse Fun Company, compañía de la diversión, pero qué mejor que un acrónimo, Funko, y con K.
Y de eso hace 23 años en 1998. Lo más parecido a un funko de ahora fue un personaje con cabeza de computador, una cabeza grande por cierto… y vendieron la vaina para decorar sitios como… interiores de autos, restaurantes temáticos, escritorios de nuevos genios del Silicon Valley… la cosa pasó desapercibida, inicialmente.
Con todo, en el 2005 aparece en escena Brian Mariotti que dobla las apuestas por las figuras de funko, y que aún no son figuras funko pop en toda regla. Así que le dice a Becker: “Oye, véndeme el changarro, y yo no despediré a ninguno de tus empelados”.
Mariotti tenía serias intenciones de una expansión mundial de Funko; Becker, por el contrario, estaba perdiendo interés en el negocio, y Mariotti, en contraste, era un coleccionista enfermo, bien enfermo, en el buen sentido de la palabra. Finalmente, Mariotti logra comprar el chuzo. Becker vende el letrero casi a precio de huevo.
Paréntesis aquí: para los que creen que el coleccionismo es una pérdida de tiempo, déjenos decirle que en sus años mozos Mariotti pagó parte de su primera casa vendiendo un lote de sus figuras coleccionables, en fin, una vaina parecida ya fue vista en Virgen a los 40.
Después de esa pauta publicitaria no pagada a la Warner, volvamos: de suerte que en la Comic Con de San Diego del 2010, es cuando Funko da su salto de calidad, pasa de vender peluches y bobleheads como cualquier hijo de vecino, e introduce tres funkos de su nueva línea: Batman, Joker y Linterna Verde. La respuesta inicialmente es tímida, pero pronto Funko se haría con las licencias de Star Wars Marvel, desde luego más figuras de DC Comics.
—Ese Barman siempre echando una mano, qué batiamigo tan verraco. El Profe para pagarse la U también fue barman; no lo olviden, así que cuando los atienda un barman piensen en que es como un superhéroe de la vida nocturna.
―Lo que digas, lo que digas… Como te decía, desde eso la cajita registradora no ha parado de sonar, en pocos años los de Funko pasaron de facturar 20 millones de dólares por año, hasta recaudar casi 1000 millones de dólares en una sola temporada, y ahora son la industria de coleccionables más reconocida del mundo.
―Bueno, está bien… pero aún me sigue causando curiosidad el porqué de tanto éxito, ¿cómo hicieron para correrle la silla a Mattel, Mcfarlane, Bandai Hasbro, Neca, Storm Collectibles, Diamond Select Toys… los muñecos de fomi de la vecina?
—La misma revista Rolling Stone en su artículo lo advierte, y vamos a parafrasear.
―Y dele con las normas Papa.
—Funko no se concentra en los increíbles detalles que sí puede ofrecer una figura de Hot Toys, o una McFarlane ni hablar de las Storm Collectibles… Funko se precia del minimalismo… y de las reglas a rajatabla a la hora de diseñar sus personajes, esto es, 3,7 pulgadas de altura (algo así como casi 10 cm), caras con forma de cuadrado ovalado, sostenidas por pequeños cuerpos, ojos sin pupila, totalmente negros y bien grandes, algunos rojos o blanquecinos, según sea el tipejo en cuestión; una pequeña nariz, y nada de bocas… ¡y válgame dios que sean bien monos y adorables, como tú!
—¡Quueeeeee!… en teoría yo soy un funko peludo, mírame, mírame, ¿ves?
―Oye es cierto. Pero tú estás bien cochino… ¡No, Mickey Mono!, ¡no muerdas…! Sigamos más bien con este chisme… otras dos cosas importantes debemos mencionar que no se nos queden en el tintero, y es que el precio de cada funko es imbatible: un coleccionista puede construir parcialmente una colección de sus personajes favoritos de Game of Thrones sin hacer una mega inversión; en ese sentido, no huelga decir que es el fan mismo quien ha levantado esta empresa, a través de foros, comunidades, convenciones, trueques y hasta ¡Sorteos!… funko está en boca y oreja de hasta doña Mona.
—Y don Mocho… y hablando de eso… cómprenos un funko pues…. Recuerden que si compran aquí le dan un empujoncito a la gestión cultural de Mickey Mono Power, fomento de lectura y escritura a través de juegos.
―¡¡Oye!!! Y ya que nos estamos promocionando sin asco, no olvides el slogan de funko, “Everyone is fan of something”, es decir, todos son fan de algo, y Funko ha logrado satisfacer ese amor que cada ser humano tiene por algún sujeto u objeto cultural de nuestra historia reciente.
—Para terminar, porque ya pasaron mis minutos de concentración infantil-animal, ¿es verdad que el funko favorito de Brian Mariotti, el actual CEO de Funko, es Huckle Berry Hound de Hanna Barbera?
―Así es, changuito, una parodia de Huckle Berry Finn el entrañable personaje de las aventuras de Tom Sawyer que también cuenta con su propia historia.
—¿Y cuál es tu funko adorable, Profe?
―Pues los he visto de todos tipos: increíblemente detallados y otros realmente descuidados como si el encargado de pintarlos hubiera discutido con su suegra. Pero la verdad es que mi Funko favorito es Jim Henson con Kermit, la rana René.
— ¿Y no lo vende?
—Claro que no, si gracias a Jim Henson, una de mis influencias, tú existes Mickey Mono.
―¡QUEEEEEEEEE….!
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