La reciente consulta multistakeholder para la elección del rector en la Universidad Tecnológica de Pereira se ha convertido en un campo de batalla donde la transparencia y la democracia parecen ser las primeras víctimas. En este escenario, emerge una figura polémica: Fernando Gaviria, quien busca la reelección y cuya candidatura está marcada por la sombra de su hermano, César Gaviria, un nombre que evoca influencia política a gran escala. La presencia de Fernando en la contienda no solo sugiere un juego de poder en las altas esferas, sino que también plantea interrogantes sobre la imparcialidad y la integridad del proceso electoral dentro de la institución educativa.
Por un lado, la aparente victoria del profesor Molina, que ha eclipsado a sus competidores con un margen considerable, refleja un deseo palpable de cambio y renovación entre la comunidad universitaria. Sin embargo, esta aspiración se ve oscurecida por las maniobras y estrategias de Gaviria para asegurar su permanencia en el cargo. El uso de los canales de comunicación de la UTP para promover su candidatura, así como la utilización de la base de datos de egresados para influir en la votación, no son solo cuestionables desde el punto de vista ético, sino que también socavan la confianza en el sistema. La degradación de los carteles de Gaviria por parte de los estudiantes no es un mero acto de vandalismo, sino un símbolo del descontento y la resistencia a una política que se percibe como manipuladora y parcial.
Este panorama no solo refleja el estado de la política universitaria, sino que también es un espejo de las dinámicas de poder más amplias en la sociedad. La Universidad Tecnológica de Pereira, una institución que debería ser un faro de conocimiento y ética, ahora se encuentra en el ojo de un torbellino político, donde los principios y la moralidad parecen haber sido sacrificados en el altar de las ambiciones personales y los intereses de poder. En este contexto, la elección del rector se convierte en algo más que un mero procedimiento administrativo; es un reflejo de los desafíos y las contradicciones que enfrentamos como sociedad en la búsqueda de un futuro más justo y equitativo.
Lo que Dijo la Comunidad: Escrutinio y Reacciones Post-Elecciones
El proceso de escrutinio de la reciente consulta a la comunidad universitaria de la Universidad Tecnológica de Pereira para definir la terna rectoral ha dejado un sabor agridulce. Con una participación histórica de 15.379 votantes, se evidencia un claro clamor por un cambio en la dirección de la institución. Sin embargo, este deseo de renovación se ve empañado por la sombra de dudas y sospechas que rodean el proceso.
El hecho de que Alexander Molina Cabrera haya liderado con un 50,05% de la votación total, seguido por el actual rector Luis Fernando Gaviria Trujillo con un 37,55%, y Carlos Alfonso Victoria Mena con un 8,45%, plantea un escenario inquietante. Aunque los números reflejan una preferencia clara por Molina, la posición aún competitiva de Gaviria, a pesar de las acusaciones de uso indebido de recursos institucionales para su campaña, indica una desconexión entre la voluntad popular y las prácticas administrativas.
La intención de cambio por parte de sectores significativos de la comunidad, especialmente estudiantes y egresados contrasta con las maniobras políticas y administrativas que parecen favorecer el statu quo. Este contraste refuerza la percepción de que, aunque la comunidad universitaria ha hablado claramente a través de las urnas virtuales, sus voces podrían ser opacadas o ignoradas en las decisiones finales que tomará el Consejo Superior Universitario.
La selección de la terna rectoral, descartando a Juan Carlos Gutiérrez Arias y Giovanni Arias, refleja la rigurosidad del proceso electoral de la UTP. Aunque necesario, este mecanismo despierta cuestionamientos sobre su representatividad. Cabe destacar la relevancia del cargo rectoral, con un mandato casi tan largo como un ciclo completo de pregrado, marcando profundamente la trayectoria de la universidad y la vida estudiantil durante años.
La transparencia del software de votación, gestionado por la Universidad de Antioquia, se ve oscurecida por las sombras de manipulación y favoritismo que han caracterizado este proceso. A medida que se acerca la decisión final del Consejo Superior Universitario, programada para el 22 de noviembre, la comunidad universitaria se mantiene expectante, pero también cautelosa y desconfiada. La esperanza de un cambio real y significativo en la rectoría de la Universidad Tecnológica de Pereira se enfrenta a la dura realidad de la política universitaria, donde a menudo los resultados electorales son solo el principio de una lucha más amplia y compleja.
La Elección del Rector: El Poder en Manos del Consejo Superior
El Rector Ad Hoc y el Comité Electoral de la Universidad Tecnológica de Pereira han manifestado su gratitud hacia la comunidad universitaria por su activa participación en la reciente consulta interna, donde 15.379 personas emitieron su voto. Este número, históricamente alto, refleja el compromiso y la diversidad de opiniones dentro de la universidad. Sin embargo, detrás de este aparente éxito democrático se esconde una realidad más compleja y preocupante.
La formación de la terna de candidatos, compuesta por Alexander Molina Cabrera, Luis Fernando Gaviria Trujillo y Carlos Alfonso Victoria Mena, es solo el preludio de una decisión que recae en manos del Consejo Superior de la UTP. Este órgano, conformado por nueve miembros con derecho a voto, tiene el poder de designar al próximo rector en una sesión extraordinaria programada para el 22 de noviembre de 2023. La necesidad de obtener al menos seis de los nueve votos para ser elegido, conforme a lo establecido en el Acuerdo 34 de 2023, plantea un escenario donde las mayorías pueden ser fácilmente desplazadas por intereses particulares.
Conformación del Consejo Superior:
- El ministro de Educación o su delegado, quien lo presidirá.
- Un miembro designado por el presidente de la república
- El Gobernador del Departamento de Risaralda.
- El Rector de la Universidad, con voz, pero sin voto
- Un representante de los Ex Rectores
- Un representante de las Directivas Académicas
- Un representante de los docentes
- Un representante de los egresados
- Un representante del sector productivo
- Un representante de los estudiantes
La realidad es que, a pesar de la alta participación y el aparente compromiso con la pluralidad y la diversidad, el poder de decisión se concentra en un grupo reducido. Este Consejo Superior, formado por representantes de distintos sectores, incluido el gobierno, enfrenta la presión de equilibrar los deseos de una comunidad universitaria que clama por cambios, con los intereses políticos y económicos que a menudo prevalecen en estas esferas.
La pregunta que surge, y que permanece sin respuesta, es si este Consejo Superior, con sus nueve votos decisivos, reflejará verdaderamente la voluntad de una comunidad que ha votado mayoritariamente por un cambio en la rectoría. ¿Prevalecerá la voz de la comunidad universitaria sobre las posibles influencias y presiones externas? ¿O se verá el proceso eclipsado por la política de poder, por el gavirismo y por las negociaciones a puerta cerrada?
Esta incertidumbre pone en tela de juicio no solo la elección del rector, sino también la integridad del proceso democrático en la educación superior. La comunidad universitaria espera y merece un proceso transparente y justo, pero ¿podrá este ideal sostenerse en un contexto donde las decisiones parecen estar predeterminadas por un puñado de votos en una sala de reuniones? La respuesta a estas preguntas determinará no solo el destino de la Universidad Tecnológica de Pereira, sino también la confianza en el sistema educativo y la democracia misma en el ámbito universitario.