No hay derecho, ome. Como mono ardilla periodista no acostumbro esta línea editorial, pero estoy embejucao, vea les cuento el cuento.
No hace unos días nos reunimos en entrevista con Wilson, el jefazo que capitanea una linda embarcación, Café Independencia, sobre la margen del río de asfalto al que llamaremos Avenida 30 de Agosto.
Nos reunimos allí para hacer una reseña de su original espacio, y para que más pereiranos conociéramos de café de origen. Ole, ¡qué calidad de man!, nos atendió con una amabilidad digna de los abuelos… y qué calidad de café, hay que decirlo.
Y ahora, no solo hace un par de horas, por desgracia, nos enteramos de que en Café Independencia han sido víctimas de hurto; seguramente esto ocurrió en horas de la noche del día 30 de agosto o la madrugada del 31.
Los muy bellacos hicieron su agosto, rompieron un vidrio de la puerta principal y forcejearon todo lo demás: se llevaron cerca de un millón de chavitos duramente ganados en este pequeño emprendimiento de ensueño. Por si fuera poco, los mandriles malandrines asimismo se “escrituraron” insumos por valor de más de millón y medio de pesos, sin mencionar algunas máquinas especializadas en la preparación de las tacitas de café.
Este tipo de cosas dejan ‘emputao’ a cualquiera, especialmente cuando le pasa a gente bacanísima que ha convertido su actividad comercial en un arte y en otra forma de reconocimiento, amor y respeto por el campo y el cultivo de café. Sin embargo, y muy a pesar del trance, Wilson con su templanza característica, nos explica que lo material se recupera, aunque la confianza se pierde.
En ambas cosas estamos de acuerdo. Pero vos que estás leyendo esto, sabes muy bien cómo podemos recuperar la confianza que Wilson ha depositado en su negocio, en sus clientes, en el sector y en la ciudad. Vamos a decirle a nuestro buen amigo barbuchas, el Wilson cafetero, que lo apoyamos, y vamos apoyarlo yendo a su rinconcito pereirano para disfrutar de la magia de su café.
Si usted está cerca de la Av. 30 de Agosto, haciendo sus deberes en tanta oficina cercana, pase por aquí, o si va en la Oruga Verde aprovecha y se baja en la estación Maraya, venga, tómese el café, que renazca la confianza en lo local, y demostremos que en Pereira la única rata permitida es la Rata de los Teleñeros, mi amiga la rata… pero de resto, suerte amigas roedoras, ¡respeten el talento pereirano!
Apoya con tu compra a Café Independencia (Av. 30 de Agosto #48-75; justito al lado de la iglesia católica Fátima)