El periodismo actualmente vive bajo un contexto desfavorable, un país hostil contrala profesión, cambios tecnológicos y de consumo de información que invisibiliza el trabajo. Y también por unos comunicadores militantes del poder que destruyen la veracidad entre otros factores comunicativos, crean así uno de los ambientes más difusos que puede tener una profesión en Colombia.
Frente al presente del periodismo, el académico Omar Rincón dice que hoy en día la gente ya no tiene prioridad por estar bien informada, prefiere ir a temas de farándula o entretenimiento, consecuencia de un periodismo descontextualizado de la realidad, mascota del poder, sin narrativas, con formatos de otros países e ideas con poca sintonía en el presente.
Asimismo, sobre el periodismo amigo del poder, los medios privados de comunicación juegan un papel protagónico, dado que se han quitado la careta desde hace varios años, algunos como porristas de las élites para conservar dos privilegios que los desvelan, el dinero y la influencia política. Y El periodismo, el cual llevan colgado de la placa con una ínfima participación en sus empresas, cada vez tiene menos espacio en sus reestructuraciones de modelo de negocio.
Ahora bien, los periodistas, que respetan la profesión, se enfrentan al odio de los poderosos y de los gobiernos de turno con sus barras bravas incluidas. También se enfrentan a la adversidad de las recientes tecnologías de la comunicación, como las redes sociales, donde prima un compulsivo y obsesivo deseo de reproducciones, me gusta (likes) y visualizaciones (una especia de reguetón de la comunicación). Todo estos, son elementos que van en contra de un trabajo que requiere tiempo y dinero, este último, bien raquítico en los promedios salariales de los periodistas.
Por último y no menos importante, merece una mención la credibilidad, la cual se ha ido perdiendo por varios elementos, como los cambios comunicativos. Al respecto menciona Rincón, la sociedad siente que no necesita interlocutores de la realidad (periodistas y grandes medios). Y el lingüista Noam Chomsky también expone que el actual modelo neoliberal donde nadie se ve representado en ninguna institución, induce a no creer en nada, ni en los mismos hechos. Del mismo modo en Colombia la credibilidad de los periodistas y los medios de comunicación, tienen una pérdida de confianza alarmante, paradójicamente en tiempos donde especialmente los medios tradicionales, tienen la infraestructura para hacer llegar su información a más personas; Juan Roberto Vargas definió muy bien esta situación en una entrevista con la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) :”la gente nos ve pero no nos cree”; por añadir:también los leen y los escuchan.
Resaltar que la sociedad ha alzado la voz al periodismo y a los grandes medios, pidiendo un trabajo más ético y profesional, pero desde distintas orillas políticas, incluso las del gobierno actual de Petro, han aprovechado este justo reclamo para mover los instintos más primarios de sus seguidores, y lanzarlos contra periodistas y medios sin distinción alguna, especialmente en redes sociales.
Sin embargo y a pesar de la adversidad del presente, el país y el mundo necesita del periodismo, ese que respeta a la gente, que sirve de interlocutor de la realidad, el que nos ayuda a seleccionar fuentes en medio de los caudales informativos de internet, el que desenmascara la corrupción y el colonialismo de las grandes corporaciones, el que enfrenta al poder y vigila los impuestos de la sociedad, ese capaz de escrutar a un presidente. En tiempos tan oscuros la sociedad necesita luces y el periodismo es una de ellas.