No dejes que te engañen.
Despierta y demanda el cambio verdadero que Colombia merece.
Las promesas en campaña del presidente Gustavo Petro, ahora convertidas en burda farsa, continúan causando daño y decepción a quienes depositaron su confianza en él. Los cargos diplomáticos, según él, serían el fruto del mérito, la formación y la aptitud. Sin embargo, hoy vemos cómo se ha desdibujado y se ha convertido en un reparto desvergonzado de posiciones a sus allegados.
Leon Fredy Muñoz, el embajador que enfrenta juicio por tráfico de estupefacientes, es solo el principio. Su reciente apología a la dictadura de Nicaragua lo expone como un inexperto diplomático. ¿Su único mérito para tal cargo? Ser amigo de Gustavo Petro.
Pero no es el único. Armando Benedetti, más conocido por revelar el proceso 15 mil, hoy es el embajador en Venezuela. ¿Y qué de sus procesos legales en curso? ¿Serán también ignorados a conveniencia del presidente? ¿Será que con Petro al corrupto le dan un cargo diplomático para evadir la justicia?
Y ahí está Temístocles Ortega, embajador en Chile y también acusado de corrupción, ¿ser corrupto paga? En el mismo país, el cónsul es Santiago Guanumen, famoso por decir en campaña que «para ganar las elecciones había que correr la línea de ética». ¿Esto es lo que llamamos experiencia diplomática en el gobierno Petro?
Y qué decir de Moisés Ninco, nuestro embajador en México, un bachiller sin formación superior que le cuesta al país $ 50 millones al mes. ¿Su mérito? También ser amigo del presidente.
Y finalmente, tenemos a Roy Barreras en Londres. El mismo que fue expulsado del congreso por doble militancia, el que hace unos años era uribista, después santista y el que invitó a votar por Duque diciendo que “no podíamos permitir que el cáncer de la izquierda llegara al poder”. Ahora Petro lo premió con un nombramiento de embajador, a pesar de su inexperiencia se fue a vivir sabroso a Londres.
El patrón es claro. Para Petro, la amistad supera la competencia, la ley, y las promesas a su electorado. ¿Dónde quedó la meritocracia? ¿Por qué lo que se criticaba en el pasado ahora se aplaude? ¿Por qué el petrismo ha perdido toda autoridad moral para criticar a los demás? ¿Y así tienen la desfachatez de hablar de los nombramientos diplomáticos en el gobierno de Iván Duque?
Pero quizás lo más inquietante de todo es el silencio ensordecedor del petrismo. Aquellos que en el pasado alzaban la voz con vehemencia ante cualquier rastro de nepotismo o corrupción, hoy callan cómplices ante el desfile de favoritismo y la farsa de la meritocracia. Su silencio es el reflejo de una doble moral que tolera, e incluso alienta, la hipocresía siempre y cuando se alinee con sus intereses. ¿Dónde quedó la integridad que tanto pregonaban? ¿Dónde está la indignación por la violación de las promesas hechas al pueblo colombiano? Lamentablemente, este electorado ha elegido el camino de la complicidad y el silencio, mostrando así su verdadero rostro.
Las respuestas a estas preguntas son tan claras como dolorosas: porque la izquierda, y en particular el gobierno de Petro, se basa en la hipocresía, la doble moral y la demagogia. En la izquierda de Petro, o se está en el parche o se está en el baile de los que sobran.
Datos curiosos
- Karen Natalia Carvajal Gómez, una técnica en Diseño de Moda, fue nombrada Segunda Secretaria de Relaciones Exteriores del Consulado de Colombia en Barcelona, a pesar de no tener título profesional. ¿Es este el tipo de «experiencia» que Petro pretendía incorporar a su administración?
- María Paula Martínez Pérez, exesposa de Roy Barreras, fue nombrada como Primera Secretaria de Relaciones Exteriores en el mismo consulado de Barcelona. Con una formación en diseño gráfico y ninguna experiencia diplomática, parece que para Petro los lazos familiares y personales pesan más que la idoneidad.
- Andrés Mejía Pizano, un uribista y exdirector regional del ICBF en Bolívar, fue nombrado Cónsul General Central del Consulado de Colombia en Nueva York. ¿Desde cuándo un historial de afinidad con el uribismo se traduce en aptitud para representar a Colombia en el extranjero?
- Carlos Iván Castro Sabbagh, abogado, fue nombrado dos veces como Ministro Consejero de Relaciones Exteriores con funciones de cónsul en menos de un mes, primero en Frankfurt y luego en Roma. ¿Acaso Petro olvidó su promesa de respetar la carrera diplomática y consular al otorgar este tipo de nombramientos?
- Natalia Munévar Sastre y Gillian Maghmud Galindo, ambas militantes activas del petrismo en Europa, recibieron importantes consulados a pesar de su falta de experiencia en el servicio exterior. ¿Será que para Petro la militancia en su movimiento es más valiosa que la experiencia y la preparación?
- Claudia Patricia Velásquez Orozco, esposa de un político condenado por corrupción, fue nombrada Segunda Secretaria de Relaciones Exteriores en la Embajada de Colombia en Panamá. ¿Qué pasó con el compromiso de Petro de luchar contra la corrupción y promover la ética en su gobierno?
- El general en retiro Luis Fernando Navarro, investigado por un bombardeo donde murieron ocho menores, fue designado para la Embajada de Colombia en el Líbano. ¿Es esta la clase de «paz» y «justicia» que Petro prometió traer a Colombia?
Estos siete ejemplos muestran una vez más la hipocresía de Gustavo Petro. El discurso que predica «experiencia» y «ética» parece evaporarse cuando se trata de sus aliados y amigos, demostrando una vez más que en su gobierno, los compromisos electorales no son más que palabras vacías.
¡Hasta que la hipocresía se hizo costumbre!
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