Si hay algo más difícil que tener que desprenderse de la familia para irse al exterior, es que, quienes quedan en el país de origen, además de enfrentar la situación de la segregación, con los impactos sociales, sicológicos y económicos que eso implica, y los efectos colaterales para la sociedad; sean vistos como un nicho para engordar las arcas del gobierno de turno. Más aún si quienes hoy ostentan el poder, prometieron no recargarse sobre las clases pobres y medias para aplicar las fórmulas que nos sacarían de la situación de desgobierno a priori conocidas.
Según informes del banco mundial, para mayo del 2022, las remesas a nivel global ascenderían a más de USD630 mil millones de dólares, tres veces lo invertido por la cooperación internacional de los países en desarrollo; es decir, en precios corrientes, los migrantes están haciendo tres veces más por sus economías que lo hecho por las naciones a las que le venden su mano de obra.
El impacto de las remesas para el país es creciente, para el 2020 habían más de cinco millones de colombianos en el exterior. Y al año 2021 ingresaron USD8.597,2 millones. Siendo los departamentos de Valle del Cauca, Antioquia y Cundinamarca, los mayores receptores. Sin embargo, si se hacen las cuentas del ingreso sobre el número de habitantes, el primero seguiría siendo Valle, pero le seguiría Risaralda, y Cundinamarca, con Quindío en el cuarto lugar peleando podio.
Esto implicaría que la lesiva “propuesta” que hizo el senador del partido liberal, Mauricio Gómez Amin, al ministro de hacienda José Antonio Ocampo, y que no ha sido rechazada; sería un golpe durísimo para los hogares y personas que reciben remesas. Y tendría ribetes de crisis en departamentos como Risaralda y Quindío, que reciben USD597,21 y USD440.73 respectivamente. Esto se sumaría a la planteada reforma tributaria del gobierno Petro, que le va a sacar más plata del bolsillo a las capas pobres y medias del país.
Ahora bien, según Juan Antonio Escobar, docente universitario de Pereira, consultor en estos temas para medios nacionales e internacionales, las remesas se han convertido como en una especie de bolsa de suero, es decir, hay una dependencia de una parte de la economía nacional por estos recursos, para no decaer. Y de ser interrumpidos, habría quebrantos graves en los hogares de varias regiones del país, y en la economía. También plantea soluciones coyunturales como “medidas para proteger a los migrantes en los países a los que llegan; en segundo lugar, abaratar los crecientes costos de envío y recibo de remesas. Y soluciones estructurales, como retomar la inclinación nacional por el desarrollo de la industria y la ciencia, en distintos sectores, como fórmula inicial para reducir el alto flujo de migrantes a causa del atraso económico nacional.
En alerta debemos entrar los habitantes y líderes de la región, y por igual los colombianos en el exterior que, por cierto, participaron activamente en las elecciones presidenciales.