¿Qué pasará si las reformas a la salud, pensional, laboral, no pasan? ¿Qué camino le queda al gobierno de Petro? La respuesta ya está, se llama «Revolución Ciudadana».
Antes de seguir, aclaro: 1º Considero que SI se necesitan reformas, pero para mejorar, NO creo en sólo los privados, y menos sólo en los políticos, en lo «estatal» ¡no se sabe qué es peor! Creo en lo mixto. 2º No entiendo por qué la reforma más importante, la AGRARIA, aparece diluida en el Plan de Desarrollo 3º Dudo que los jóvenes, los «naides», que salieron al Paro Nacional estuvieran pidiendo esas reformas: ¿Alguien les ha preguntado qué es DIGNIDAD, su consigna?
Ahora sí volvamos a la «Revolución Ciudadana» que es el camino ya seguido por un vecino, NO por Venezuela, No por el «castro chavismo», sino por Ecuador, por Rafael Correa. Una diferencia entre ambos procesos es que, Correa, desde la campaña presidencial, sabiendo que tendría un congreso mayoritario en la oposición planteó una constituyente, mientras Petro, basado en las emociones del Paro Nacional, apostó a lograr mayorías en el Congreso, ese era el plan A; luego, cuando No las alcanzó, al elegir sólo 39 de 108 senadores, pasó a la mermelada, a los acuerdos clientelistas que abren las puertas a la corrupción. Ese camino, el plan B, acaba de fracasar.
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El camino de Correa fue que, al posesionarse en enero del 2007, logró que se convocara una «consulta popular» en abril, que por un 82% aprobó citar una constituyente. En septiembre, elegidos los constituyentes, obtuvo directamente 79 de los 130 miembros, más aliados. La constituyente inició ese noviembre: hicieron REFORMAS en derechos y garantías, participación social y ciudadana, estructura del estado, ordenamiento territorial, recursos naturales y biodiversidad, trabajo, inclusión social, desarrollo, justicia, corrupción, entre otras.
Petro, un veterano congresista, pues pasó 20 años allí, intentará con otro veterano, Velazco, seguir por el camino de la clientela, sólo que esta vez en el uno a uno. Ese es el plan C. Les ayudará que, ante el actual festival de nuevos partidos, los partidos tradicionales perdieron el control de los avales para las elecciones de octubre: el garrote que tenían. No está claro qué suceda. Los mega intereses económicos que hay detrás, por ejemplo, de la Salud, son chequeras iguales o más grandes que las del estado. También se puede hundir. Por eso ya anunció el plan D: el de la revolución, sólo que, por alguna razón no lo dijo completo: «revolución ciudadana».
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Ese camino tiene unas fases que quedan claras en la entrevista con la W Radio el día siguiente al lanzamiento de «la revolución». Si las reformas no pasan, algunos congresistas comenzarán a proponer «consulta», plebiscito, referéndum, constituyente. Y otros actores comenzarán a recoger firmas (recordemos el referendo anti corrupción). Allí habrá tomado fuerza la cara «ciudadana» de «la revolución». Y, a principios del 2024, o antes, se estará realizando la «consulta popular» o como se llame. Esa consulta puede ser un referendo, al estilo de Uribe, para aprobar (o no) directamente las reformas, o un plebiscito que apruebe (o no) citar una constituyente.
Esa o esas votaciones, otra vez, las decidirá el centro, los independientes, representados en varios de los que sacó en dos tandas, a patadas, del gabinete: ¿tuvieron en cuenta que los (nos) iban a necesitar?…
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Un minuto de la entrevista a la W Radio:
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