Foto: Santiago Ramírez.
De nuevo fue noticia la venta de aguacate Hass colombiano al Super Bowl de Estados Unidos, aunque las cantidades no equivalen ni al 1% de lo que USA importa desde México, y los exportadores del producto no son de predominio empresas nacionales, sino extranjeras. Y no es cuestión de aguar fiestas, sino de precisión informativa y macroeconómica, que describen características de monopolio para este negocio en el mundo, nada pueril al tener en cuenta que este factor, define quién se lleva las verdaderas ganancias, asume las pérdidas y los costos socioambientales.
Previamente la estrella del futbol americano Tom Brady, que cobra bastante, tanto por el talento deportivo, como propagandístico, apareció en la revista People compartiendo su receta de guacamole, menos sabrosa que las preparadas por muchas mujeres mexicanas -varias consideradas ilegales- en diversas urbes estadounidenses; pero con el respectivo aparato de propaganda, la de Brady fue un “touchdown” promotor de la industria norteamericana del aguacate. Luego visto desde otras latitudes, simboliza que naciones como la nuestra, quedan rezagadas a producir materias primas, mientras los países consumidores obtienen el valor agregado. No ha bastado más de un siglo produciendo materias primas de café, en la que además del precio, la transformación y verdaderas ganancias las define el mercado externo; para vender de nuevo un producto con tan anticuada fórmula.
Y un agravante, este cultivo está ocasionando diversos conflictos socio ambientales, algunos, descritos en el reportaje que hicimos en abril del 2021 con varios colegas comunicadores, para la Liga Contra el Silencio, “El aguacate desata conflictos en el Eje Cafetero”: la acumulación de tierras en manos extranjeras, deforestación, falta de control ambiental, captación y contaminación de aguas, presiones sobre los campesinos; versus la amortiguación de los altos índices de desempleo municipal, incluyendo a profesionales del sector agropecuario; hacen parte del monocultivo de aguacate extendido por las montañas cafeteras.
También quedó a las sombras del Super Bowl, la notica internacional de France24: el gobierno de Estados Unidos decidió dejar de importar aguacates mexicanos “hasta nuevo aviso”, porque uno de sus inspectores de seguridad en México, fue amenazado. Esta actividad agrícola se ha convertido en un fuerte de batalla de los carteles mexicanos, que escala a temas de soberanía. ¡Alertas!.
Por último, no ha sido fructífera la relación de Corpohass, muy de escritorio, con los apicultores, un sector clave para la polinización. A pesar de los esfuerzos del Sena y apicultores, la balanza es inequitativa frente a las aguacateras, las abejas siguen muriendo por los pesticidas.
De modo que el aguacate Hass de Colombia, que exporta pigmeas cantidades al extranjero, pero sí tiene un mercado interno significativo, está reconfigurando el paisaje cafetero. Incluso el turismo ingresa en la variable, pues los visitantes no viajarán a la región para cambiar la vista y cultura cafetera, por la del monocultivo aguacatero. Razón le asiste a la también columnista de este diario Lina Arango: “urge revisar las políticas para este sector”.