Nope! es una película que dará mucho de qué hablar a los seguidores de Alienígenas Ancestrales, al tiempo que alimentará la curiosidad y discusión de los más puristas del género de terror, suspenso y ciencia ficción.
En cuestión de promoción (tráileres, afiches, reseñas pagadas) los “mercadólogos” del cine saben muy bien lo que deben de mostrar y con qué sentimientos jugar. Sucedió con The Northman (película la cual tiene por aquí una reseña), vendida como una hija de Game Of Thrones y Vikingos, pero en pantalla grande. Resultó ser una película shakesperiana, una tragedia con todos los tópicos y herramientas que encontrarías si fueras a una cuidadísima obra de teatro; sin embargo, resultó ser la joya del año. Esto, desde luego, no dejó contentos a quienes pagaron la boleta para asistir a un frenesí sinsentido de violencia.
Algo similar ocurre con Nope!, sería injusto juzgarla si no cumple a cabalidad con lo que consideramos cinema de terror, siempre que las piezas de Nope! asimismo pertenecen a otros dominios: ciencia ficción, suspenso, aventura y, sí, terror. Nope! es un correcto experimento, ten eso en cuenta. Claro que este experimento dejará a algunos decepcionados, especialmente si buscas ese tipo de terror que te deja los “huesos pelados”, por ejemplo, los socorridos scare-jumps de películas como La Monja o el El Conjuro aquí no son muy usuales.
Sin spoilers, ¿qué nos cuenta Nope!? Lo nuevo de Universal Studios nos habla de la epopeya de los hermanos Haywood, Otis y Emerald interpretados respectivamente por Daniel Kaluuya y Keke Palmer. Herederos de un rancho en California, buscan sobrevivir a la extinción del negocio de su padre: amaestramiento de caballos para películas, series y comerciales. Es precisamente en el rancho californiano donde ocurren espeluznantes avistamientos de lo que parece ser una nave espacial: dichos encuentros cercanos despabilan a los muchachos, ahora decididos a hacerse de fama y gloria: “Vamos a capturar esa bestia en cámara y nos volveremos famosos”. Esa decisión, trae la escalada de sucesos que nos llevarán al clímax del conflicto.
El experimento está a cargo de quien ya nos deleitó con ¡Huye! (Get Out) y Nosotros (Us). Así que con Nope!, el prometedor Jordan Pelee esta vez empalma un triada de terror única en su tipo, y ejecuta, con más aciertos que yerros, lo que muchos consideran el nuevo Señales de M. Night Shyamalan.
Si ya la viste, y no fue de tu agrado, antes de irte lanza en ristre contra la película, recuerda que Jordan Peele desea instaurar una nueva escuela en el cine de terror, está empecinado en abordar temáticas originales rara vez tratadas; y se ha hecho escuchar con destacados resultados.
¿Aguanta el gasto de tiempo y plata?
Para los que gustan de los relatos que se cuentan no solo a través de los diálogos sino también de las imágenes, la fotografía, los flashbacks, los índices, sin olvidar un espectacular sonido, Nope! es una cita obligada. Y ya que mencionamos el sonido, haz caso a esta recomendación: en tu pueblo, procura elegir la sala de cine con el mejor sonido disponible porque el trabajo técnico de este apartado es una brutalidad de las mejores.
Y para los que desean el más puro entretenimiento, Nope! No les hará despegar el ojo de varios actos que se mueven, minuto a minuto, entre el suspenso, el horror, la ciencia ficción y, quizás unos últimos minutos incómodos, entre el ¿western espacial?
¿El experimento narrativo que fusiona esta gran cantidad de géneros sale bien librado? Desafinando por momentos, pero con bastante solvencia a grandes rasgos.
Lo malo de Nope!
Por desgracia, consideramos que Nope! rinde su arsenal de misterios demasiado pronto; flaco servicio para quienes buscan resolver un rompecabezas y no desean que se la dejen fácil. Así que son 130 minutos que no son todos de suspenso ni de terror. En una buena porción del metraje se sondea sobre el pasado de un tercio de los personajes involucrados. Asunto que puede ralentizar la acción.
Incluso, hay un metarrelato en Nope!, en clave de reflexión filosófica si se quiere: nuestra relación con los shows, espectáculos o… ¿cómo diablos lidiamos con la hórrida realidad y los traumas que esta deja a su paso? Pues convertimos la realidad en un espectáculo, hacemos negocio con ella, cosa que desean hacer los hermanos Haywood: capturar a como dé lugar el fenómeno alienígena en cámara.
Ahora bien, el metarrelato mencionado, y que se pivota en la subtrama del chango que se vuelve loco (lo verás nomás arrancar la peli), tiene mucho que ver con esta reflexión de domesticar lo salvaje y extraño para volcarlo en un espectáculo millonario. Este subtexto podría haber sobrado, si lo eliminas del metraje, creemos que el director podría haber encontrado otra manera de contar el supuesto eslabón entre el chimpancé y la “cosa” esa que está aterrorizando a los vivientes del desierto.