Finalizó el mundial de Catar 2022, salvo la alegría argentina, culminó tan pasmado como empezó. Del fútbol a sol y sombra, hubo poco; ganó el negocio, una final de ligas europeas. Fue un mundial diseñado por Catar para sus inversiones en el espectáculo; imperó la desvalorización de lo humano y la valorización de las cosas. No era tan difícil apostar porque Messi y Mbappé estarían en llaves finales.
Los reclamos por los miles de trabajadores migrantes fallecidos en Catar, pronto quedaron atrás, sepultados inicialmente por la ofertada rivalidad Messi Vs Ronaldo, aunque el show central estaba reservado para las fichas del Paris Saint-Germain PSG, el de los cataríes en Francia.
Messi gozó de ambiente, equipo y técnico, también del respeto inusitado de sus rivales en cancha, pues exceptuando el susto de los sauditas, por demás enemistados con los cataríes, todos decidieron dejarlo jugar a sus anchas, y él, muy talentoso, facturó. Y cuando no pudo el fútbol o la garra gaucha, apareció el pito favorecedor del mayor número de penaltis, de tarjetas omitidas. Mientras tanto, un Ronaldo apurado, envuelto en novelones de prensa y sinsabores de compañeros condicionados por inversores de clubes europeos, celebraba hasta medio gol de copete, después vendrían las imágenes frente al técnico que lo envió al banco. Caso aparte Neymar, la otra estrella del PSG: lo molerían los serbios en el primer encuentro, y él, acostumbrado a exagerar, no chistó a pesar de los duros topes contra la grama, tampoco protestó Brasil, y siendo de mis favoritos, partiría como llegó, jugando un fútbol vistoso, alegre, pero sin rebeldía.
Al final, campeón Argentina, siempre de históricos jugadores, casualmente, poco consagrados a la decencia. Creyeron hasta en los penaltis, porque aún con un arquero de los más goleados de la liga inglesa, su grotesco actuar infunde miedo en esta instancia.
Lo demás, estaba pago, el mundial para Catar. Conquistado por el emir de Qatar Tamim bin Hamad Al-Thani, quien además impulsó la compra del PSG, a través del fondo de inversiones Qatar Investment Authority. Exhibió sus dos cartas en la final, ambos grandes futbolistas. Y lo selló con la túnica sobre Lionel Messi.
Este Emir, según investigaciones de prensa y analistas mundiales, habría comprado el mundial. El presidente de la Federación de fútbol de Catar, Mohamed bin Hamman, pagó hasta 3,6 millones a treinta miembros de la FIFA para asegurar el voto favorable a Qatar y ganarle la sede mundialista a los Estados Unidos. Las acusaciones han mencionado reuniones previas entre los franceses Platini y Sarkozy, expresidentes de la UEFA y Francia, respectivamente. Los sobornos incluyeron a Brasil y Argentina (Telam.com.ar -Agosto/2022).
Tras la derrota, consolaría el presidente Macrón a Mbappé, y Putin declararía felicitaciones al presidente Fernández de Argentina. Mucho en juego en la arena mundial. Luego que lindo es el fútbol, colectivo, glorioso, estético, apasionante; pero no escapa a las reglas de la economía política, y bajo la actual organización social, a las concentraciones del capital.