El pintoresco carnaval del diablo tuvo lugar de nuevo luego de un largo parón tras el Covid que había obligado a suspenderlo en años anteriores.
Siendo una festividad heredada de la tradición cultural indígena de esta zona del departamento de Caldas, al que también se le atribuye en parte una notoria intervención de la iglesia para lograr la paz entre dos comunidades, el carnaval se ha convertido en una fiesta asociada con la alegría, la amistad, la sátira y la cultura regional. Al contrario de lo que se piensa, el diablo es el custodio simbólico de la fiesta alrededor del cual se congregan las instituciones municipales, incluida la fe cristiana, las comunidades, los visitantes de todo tipo y creencias, y las tradicionales cuadrillas: “comparas tradicionales que constituyen la máxima expresión del carnaval, y la máxima la máxima manifestación tradicional de la cultura de Riosucio; su base es el canto con acompañamiento de un conjunto musical propio, y actúa de casa en casa, y en los proscenios.
Su día especial es el domingo de Carnaval.
Hay un promedio de 20 Cuadrillas por edición; poseen una considerable variedad de temas y tipos de disfraz. Gestadas a lo largo de dos años en secreto, cada una de ellas hace una evaluación de la vida, el mundo, o las cosas. Las hay políticas, sociales, religiosas, ecológicas, costumbristas, filosóficas o fantásticas, satíricas o serias. En cada edición hay Cuadrillas distintas; ninguna se repite antes de que la hayan transcurrido veinte años de su aparición, y eso si el concepto popular la ha consagrado como «una gran Cuadrilla».
-Nuestro equipo estuvo de carnaval y aquí nos regaló algunos de los registros fotográficos.
Fotos: IG @fabiales85